Prólogo de El lugar de las sombras Luciana, la narradora de esta historia, llama El lugar de las sombras a un paraje en el recinto interior a donde van los que sufren, especialmente los deprimidos, quienes padecen esa incapacidad para dormir que va doblegando la voluntad hasta robarnos el deseo de vivir, la fuerza para sobrellevar la existencia, y que -en muchos casos- acaba con la existencia misma. Ese nobre, Luciana, se compone de las palabras luz, cuyo significado es la claridad del mundo, el sol radiante, el día, el camino de lo bueno y del bien... Y Ana, que es como una montañita con las dos puertas: una de entrada y otra de salida, o al revés... Suma que en la novela puede interpretarse como el camino en los dos sentidos, el de la entrada en las sombras, o el paso liberador de la sombra a la luz, de la muere a la inmortalidad. Luciana es eso: el ser sensible que se sobrepone a la adversidad de la depresión y, en una lucha íntima y secreta, logra vencer a la enfermedad e imponers
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